El artículo analiza cómo la urbanización brasileña afecta el consumo de carne de animales salvajes en la Amazonía, un hábito alimenticio llevado a los centros urbanos durante el éxodo y con efectos negativos sobre la biodiversidad. Actualmente, el 55% de la población brasileña vive en ciudades y todo indica que esta diferencia debe aumentar en los próximos años, cambiando la forma en que la población utiliza los recursos naturales disponibles.