La minería ilegal en zonas protegidas de la Amazonia brasileña se ha quintuplicado desde 2010, una carrera impulsada en gran medida por el aumento de los precios en los mercados internacionales.
El año pasado, se exportaron 25,4 toneladas del metal por un valor estimado de US$ 1.200 millones desde Brasil a Suiza. Se trata del segundo mercado de exploración de oro más grande del país, después de Canadá. Alrededor de una quinta parte de ese oro proviene de la Amazonía, según datos oficiales.
La prisa por explotar el oro amazónico ha tenido efectos devastadores en pueblos indígenas como los Kayapó, Munduruku y Yanomami, que viven en reservas en los estados de Pará y Roraima, areas intensamente explotadas por mineros de oro. La carrera se ha relacionado con a un aumento de la contaminación, la deforestación y de los casos de delitos violentos.
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