Como forma de satisfacer la demanda nacional e internacional, el extractivismo y la siembra de açaí y cacao se dispararon en Pará. La rápida expansión ha preocupado a funcionarios gubernamentales y especialistas, que quieren garantizar el cultivo sostenible y evitar el avance del monocultivo de frutas del bosque.
De 2015 a 2021, la producción estatal saltó de 1 millón de toneladas a 1,4 millones de toneladas (40% en 6 años). Además, la explosiva demanda de açaí disparó su precio y, en menos de ocho años, el valor cobrado en las ciudades de Pará aumentó un 200%.
Según el director de Políticas Públicas y Desarrollo Territorial del Instituto de Investigaciones Ambientales de la Amazonía, Eugênio Pantoja, asegurar que ese crecimiento sea sostenible debe ser una prioridad para los empresarios y políticos de la región. “Si la cadena del açaí está dominada por monocultivos y grandes industrias, la selva podría ser deforestada y las comunidades extractivas y los agricultores familiares podrían perder sus medios de vida”, advierte.
La producción de açaí en Pará, el 94% de la producción nacional, es principalmente extractiva. En municipios como Igarapé-Miri, Cametá y Abaetetuba, los cultivos agroforestales, asociados al cacao y otras plantas nativas, cubren el 20% de la demanda de açaí.
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