Intensificar la producción de carne se ha convertido en un objetivo de conservación basado en la idea de preservación de la tierra y la premisa de que, para frenar la deforestación y satisfacer la creciente demanda de carne, debemos aumentar la productividad. También se presta cada vez más atención a la gestión de la cadena de suministro en la producción de carne.
Con base en una comparación histórica entre Estados Unidos, que tiene un sistema totalmente intensivo, y Brasil, que se está moviendo en esa dirección, se estima que la ganadería se intensificará como resultado de las inversiones en conservación (reducciones de capital y subsidios a la tierra) en lugar de intensificarse para producir resultados de conservación.
Sin embargo, si la similitud persiste, el nuevo sistema intensivo seguirá demandando un gran consumo de recursos naturales, subsidios gubernamentales y estará plagado de problemas sociales y de conservación. El sistema también se mantendrá bajo el control de algunas grandes empresas procesadoras, que ejercen una influencia indebida sobre los productores y consumidores. Por lo tanto, sugerimos que se preste más atención a la atribución al reclamar los resultados de conservación de la producción intensiva de carne.